miércoles, 17 de agosto de 2011

Patakies de Yemaya


Yemaya estaba casada con Orula, gran adivinador de Ifé, que hacía milagros y tenía una gran clientela. Por ese entonces, Orula se hallaba íntimamente unido al secreto de los caracoles (Diloggun), pues Yemaya, dueña del mar, peces, caracoles y todo lo marino, se lo comunicaba. El, a su vez, interpretaba esos secretos a través de los Oddun y de las leyendas.

Ocurrió que un día Orula tuvo que hacer un viaje largo y tedioso para asistir a una reunión de los Awó que había convocado Olofin, y como se demoró más de lo que Yemaya imaginaba, ésta quedó sin dinero, así que decidió aplicar su técnica y su sabiduría para consultar por su cuenta a quienes precisaban de ayuda. Cuando alguien venía a buscar a Orula para consultarse, ella le decía que no se preocupara y le tiraba el Diloggun. Como era adivinadora de nacimiento, sus vaticinios tuvieron gran éxito y sus ebboses salvaron a mucha gente.

Orula, de camino hacia su casa, oyó decir que había una mujer adivinadora y milagrosa en su pueblo. El, curioso -como todo ser humano-, se disfrazó y, preguntando por el lugar donde vivía aquella mujer, llegó a su propia casa. Yemaya, al descubrirlo, le dijo: ¿Y que pensabas tú, que me iba a morir de hambre? Así que él, enfurecido, la llevó delante de Olofin, sabio entre los sabios, quien decidió que Orúnmila registrara con el okpele, los ikines y el Até de Ifá, y que Yemaya dominara el Diloggun. Pero le advirtió a Orula que cuando Yemaya saliera en su Oddun, todos los Babalawos tendían que rendirle pleitesía, tocar con la frente el tablero y decir: Ebbo Fi Eboada.

Yemaya, Oshun y Oya ( Patakies de Oya)


Hace mucho tiempo vivían en una tribu tres hermanas: Yemayá, Oshún y Oya, quienes, aunque muy pobres, eran felices. Yemayá era la mayor y mantenía a sus dos hermanas pescando en el mar. Oya era la mas pequeña y Oshun la cuidaba, mientras hacia esto también pescaba en el río y recogía piedras, las cuales vendían. Muy grande era el amor entre las tres hermanas. Un día la tribu fue invadida por tropas enemigas. Oshún no pudo escuchar los gritos de Oya, a la cual amarraba para que no se perdiera haciendo sus habituales travesuras ya que se encontraba sumergida en el río, ni tampoco la escuchó Yemayá, la cual estaba muy alejada de la costa. 

Así, los enemigos se llevaron a Oya como cautiva. Oshún cuando descubrió la perdida de su hermana querida, enferma de melancolía comenzó a consumirse lentamente. Sin embargo, logró conocer cuanto pedían los enemigos por el rescate de Oya y poco a poco comenzó a guardar monedas de cobre, hasta que tuvo el dinero suficiente para rescatar a Oya. El jefe de la tribu, quien estaba perdidamente enamorado de Oshun y que conocía la pobreza de esta, duplicó el precio del rescate mientras se hacían las negociaciones. Oshún se arrodilló, lloró y suplicó, sin embargo el jefe le pidió su virginidad a cambio de la libertad de su hermana. Por el amor que profesaba a Oya, Oshún accedió. Cuando regresó a la casa con Oya, le contaron todo a Yemayá, y la hermana mayor en reconocimiento al gesto generoso de Oshún y para que Oya no olvidara jamás el sacrificio de su hermana, adornó no la cabeza de esta y sus brazos con monedas de cobre.
 
Mientras Oya estaba cautiva, Olofin había repartido los bienes terrenales entre los habitantes de su tribu: a Yemayá la hizo dueña absoluta de los mares, a Oshún, de los ríos; a Oggún, de los metales, y así sucesivamente. Pero como Oya no estaba presente, no le tocó nada. Oshún imploró a su padre que no la omitiera de su representación terrenal. Olofin, quedó pensativo al percatarse de la justeza de la petición y recordó que sólo quedaba un lugar sin dueño: el cementerio. Oya aceptó gustosa, y así se convirtió en ama y señora del camposanto. Es por esto que Oya tiene herramientas de cobre para mostrar su eterno agradecimiento al sacrificio de Oshún y come a la orilla del río, como recuerdo de su niñez. 

Moforibale Yemayá, 
Moforibale Oshún, 
Moforíbale Oya.


martes, 16 de agosto de 2011

Hatshepsut

Hatshepsut, reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Quinta gobernante de dicha dinastía, reinó de ca. 1479 a. C. a 1457 a. C. Gobernó con el nombre de Maatkara Hatshepsut, y llegó a ser la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las "Dos Tierras".

El nombre de Hatshepsut con el que se la reconoce hoy en día en principio era un título con el significado de "La primera de las nobles damas", que también se presentaba en su forma completa de Hatshepsut Jenemetamón, esto es, "La primera de las nobles damas, unida a Amón".

Primeros pasos

 

Familia


Ignoramos el momento exacto del nacimiento de Hatshepsut, aunque es de suponer que sucediese en la por entonces capital del estado, Tebas, a finales del reinado de Tutmosis I. Ante la falta de descendencia del faraón, el sucesor designado era el padre de Hatshepsut, el futuro Thutmose I (Tutmosis I), quien para poder legitimar su inminente acceso al trono se había tenido que casar con la princesa Ahmose.

Este matrimonio trajo al mundo, aparte de a Hatshepsut, al menos a otros tres niños, de nombres Amenmose, Uadymose y Neferubity. Desgraciadamente, y debido a la alta tasa de mortalidad infantil, sólo Hatshepsut y su hermana menor, Neferubity (y ésta sólo por un corto espacio de tiempo) llegarían a edad adulta.

Además de sus hermanos de padre y madre, Hatshepsut tuvo que tener otros medio-hermanos, fruto de las relaciones de su padre con esposas secundarias y concubinas. Del único del que nos han llegado datos es de quien más tarde reinaría como Tutmosis II, un hijo de Tutmosis I y de una esposa secundaria, de nombre Mutnefert.

Nieta, hija y esposa de faraones


El padre de Hatshepsut, Tutmosis I, había logrado expandir el Imperio egipcio de manera nunca antes vista en tan sólo trece años de reinado. Este prodigioso monarca pasaría a la historia por llevar a sus tropas al curso de un río enorme que, al contrario que el Nilo, no discurría de sur a norte, sino a la inversa: el Éufrates.

A la muerte, algo temprana, de Tutmosis I, Hatshepsut era la mejor situada para sucederle en el trono, pues sus hermanos varones ya habían muerto. Es posible que incluso el propio Tutmosis I tratase en vida de asociar a su hija al trono, como así lo demuestra que la nombrase Heredera. Sin embargo, sus deseos fueron incumplidos, pues al parecer una conjura palaciega encabezada por el chaty y arquitecto real, el poderoso Ineni consiguió sentar en el trono a Tutmosis II, nacido de una esposa secundaria. Hatshepsut tuvo que soportar convertirse en la Gran Esposa Real de su hermanastro, y se cree que este fue un duro golpe a su orgullo.

La joven reina era descendiente directa de los grandes faraones libertadores de los hicsos y además ostentaba el importantísimo título de Esposa del dios, lo que la hacía portadora de la sangre sagrada de la reina Ahmose-Nefertari. Es lógico que su orgullo fuera inmenso, y que no soportase muy bien la idea de supeditarse a su marido. Así, no es de extrañar que mientras su débil y blando esposo ceñía la doble corona, Hatshepsut comenzara a rodearse de un círculo de adeptos que no dejaron de crecer en poder e influencias: entre ellos destacamos sobre todo a Hapuseneb y a Senenmut. La gran esposa real se había convertido, para temor del visir Ineni, en un peligroso oponente.

El tercero de los Tutmosis

 

Tutmosis II tuvo un reinado muy breve, y murió en plena juventud cuando sus dos únicos hijos conocidos aún estaban en la primera infancia. Como había pasado en la generación anterior, la gran esposa real Hatshepsut no había traído al mundo un varón, sino una niña, por lo que volvió a abrirse una crisis sucesoria. Una vez más, Ineni consiguió que la nobleza aceptara como único candidato factible a un hijo de Tutmosis II y de una simple concubina, que sería nombrado rey como Tutmosis III. No obstante, la reina viuda Hatshepsut no quería que la historia se repitiera por segunda vez, y lo cierto es que la modificó considerablemente.

Dado que Tutmosis III era demasiado pequeño para gobernar, la gran esposa real de Tutmosis II asumió la regencia y pospuso indefinidamente el matrimonio entre el nuevo rey y su hija, la princesa real Neferura, única persona que podría legitimar su ascenso al poder absoluto. La situación no era rara: hubo muchos casos de regencia a lo largo de la historia egipcia, aunque nunca de una mujer a la que no la unía ningún lazo sanguíneo con el rey.

Durante los primeros años de reinado de Tutmosis III, Hatshepsut estuvo preparando minuciosamente un "golpe de Estado" que revolucionaría a la tradicional sociedad egipcia. Alejó para siempre de la escena política a Ineni, y elevó a sus fieles Hapuseneb y Senenmut a los más altos cargos. Parece ser que la figura política más importante de la época fue Hapuseneb, quien unió para sí los cargos de visir y de sumo sacerdote de Amón. Con unos aliados tan poderosos, Hatshepsut tenía ahora los medios y el apoyo suficientes para sorprender al mundo.


Hatshepsut, faraón

 

Dos faraones en un mismo trono

 

Cuando se vio lo suficientemente fuerte, la hasta entonces gran esposa real y esposa del dios, Hatshepsut, en presencia del faraón Tutmosis III, se autoproclamó también faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón, con el beneplácito de los sacerdotes, encabezados por Hapuseneb. El golpe de efecto fue magistral, y el inexperto Tutmosis III no pudo hacer otra cosa más que admitir la superioridad de su tía y madrastra. Hatshepsut se había convertido en la tercera reina-faraón conocida en la historia egipcia.

Hatshepsut asumió todos los atributos masculinos de su cargo excepto el título de "Toro poderoso" haciéndose representar a partir de entonces como un hombre y tocándose de barba postiza. Estableció una insólita corregencia con su sobrino, aunque hubo un clarísimo predominio de la primera sobre el segundo, hasta tal extremo de colocarlo en un segundo plano impropio del papel futuro que tendría Tutmosis III en la historia. Tal era el carisma y la personalidad de esta mujer.

Aun así, no se puede ver de ninguna forma a Hatshepsut como una usurpadora, visión que han trasladado a nuestra época algunos autores. Al menos no se vio así en su tiempo, pues de haber sido el caso, Hatshepsut habría eliminado con total facilidad a sus adversarios o se habría producido una guerra civil. Tutmosis III no estuvo encerrado en palacio, como se ha llegado a pensar, ni tampoco Hatshepsut evitó hacer mención alguna a su existencia. La sociedad de entonces asumió sin problemas la nueva situación, y Hatshepsut gozó de uno de los reinados más prósperos de toda la historia egipcia, gracias también al apoyo recibido por Hapuseneb y Senenmut, auténticos gobernantes en la sombra.

La Teogamia


Hatshepsut no hubiera podido ni soñar siquiera acceder al trono de no contar con los apoyos que consiguió entre el clero del dios Amón en Tebas mientras era la esposa de Tutmosis II. Las cuantiosas donaciones y los privilegios que concedió a los sacerdotes, encabezados por la eminencia gris del régimen, el visir Hapuseneb, fueron una forma de pago por los servicios prestados, pues de no ser por el inmenso regalo que recibió Hatshepsut de ellos, su legitimidad habría sido menor. Y este valioso obsequio de la casta sacerdotal a la reina-faraón fue la célebre Teogamia.

       
Relieve proveniente de un obelisco en Karnak. La legitimación del trono por indicación divina: El dios Amón en posición sedente coronando al faraón Hatshepsut en imagen y atributos masculinos.
En la Teogamia, Hatshepsut declara al pueblo egipcio que su verdadero padre no es Tutmosis I, sino el propio dios Amón, que con su sabia previsión visitó una noche a la gran esposa real Ahmose y la permitió concebir a la mujer que estaba sentada ahora en el trono de las Dos Tierras con el beneplácito del panteón entero. Hatshepsut se declaraba por ende primogénita de Amón, y su sustituta y fiel delegada en la tierra, con lo que su figura se trocaba en completamente sagrada.

Es necesario destacar que muy pocos faraones recurrieron a la Teogamia para validar su derecho al trono, y su estatus pasaba a ser poco menos que el de un dios vivo. El ardid de Hatshepsut y el alto precio que tuvo que pagar a los sacerdotes por él, le asegurarían un reinado tranquilo y sin disidencias, aunque acabaría pasándole factura a la dinastía por el, desde entonces, imparable crecimiento de los sacerdotes de Amón.

Hatshepsut, la primera mujer-faraón que se hizo esculpir como esfinge. MMNY.

 

Nombres


Como todo rey que accedía al trono, Hatshepsut tenía derecho a usar hasta cinco nombres diferentes: el de Horus, el de Nebty, el de Horus de Oro, y los dos principales, conocidos vulgarmente como nombre de nacimiento y nombre de coronación. Éste último resultó ser el de Maat-Ka-Ra, es decir, "El espíritu de Ra es justo" y lo utilizó siempre conjuntamente con su nombre de nacimiento.

Sin embargo, este último apelativo sufrió una serie de cambios a lo largo del reinado de Hatshepsut. Si bien la forma original del nombre de nacimiento era Hatshepsut, en numerosos monumentos aparece de formas bien distintas: añadiendo la segunda parte de nombre y quedando como Hatshepsut-Jenemetamón, masculinizándolo en parte como Hatshepsu o completamente como Hashepsu. Sólo así se puede comprender la sorpresa de los egiptólogos que descubrieron la existencia de esta mujer que jugaba en sus apariciones, siendo representada varón, con sus nombres unas veces escritos tal que había nacido hombre o mujer. Un curioso juego de intercambio de sexos que sin duda realzó su carácter divino y concentró en sí misma la dualidad que tanto veneraba el pueblo egipcio.

Actividad constructora


"El" faraón Hatshepsut dedicó la mayor parte de su reinado a embellecer el país y a restaurar los templos, con el beneplácito de sus aliados los sacerdotes. Egipto había sufrido hacía dos generaciones la última de sus guerras, cuando el abuelo de la reina, el rey Ahmose, expulsó a los hicsos, un pueblo semita que había conseguido dominar el país durante cien años. Como habían hecho sus antecesores, Hatshepsut invirtió mucho en borrar todos los daños ocasionados por la guerra de liberación que había elevado a su dinastía a lo más alto.

Dejó su impronta en el templo de Satet, en la isla Elefantina, en el Speos Artemidos en honor de la diosa Pajet.

Sin embargo, el centro de acción principal de la reina fue su ciudad, la pujante Tebas. Se implicó en el recinto de las barcas sagradas de Luxor, edificó la llamada Capilla Roja del enorme templo de Amón en Karnak y, de las canteras de Asuán, mandó hacer los obeliscos más grandes que se habían erigido en Egipto hasta entonces, y los llevó a Karnak decorados con electrum, aleación de oro y plata. Se cree que el obelisco inacabado que aún hoy se puede ver en Asuán data del reinado de Hatshepsut, y de haberse acabado habría sido el mayor de toda la historia del país.

Aunque no fue en Karnak donde Hatshepsut desplegó toda su imaginería, sino en la orilla oeste de Tebas, la necrópolis de entonces. En aquella época, los faraones hacían construir, además de su tumba, un templo funerario algo alejado de ésta, que sirviera a un mismo tiempo para proteger y recordar al difunto. Hatshepsut escogió el paraje de Deir el-Bahari para edificar su templo de millones de años, y encargó la tarea a su arquitecto favorito, Senenmut.

El resultado final fue envidiable: construido al lado del templo de Mentuhotep II, el de Hatshepsut es una de las joyas del Antiguo Egipto y uno de los destinos más visitados por los turistas. Conocido por aquel entonces como el Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes), su estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave inclinación, de estilo similar al de Mentuhotep II, le hacen fundirse a la perfección con la roca y el entorno. Uno de los misterios en dicho templo radica en un sector sellado como una caja en la pared en que se puede observar por un lado a Hatshepsut en actitud amatoria y a Senenmut en la otra cara, como receptor de la pose amatoria de la reina, lo que deduce un íntimo vínculo (prohibido por su linaje) entre el arquitecto y la reina-faraón.

 

Campañas militares


Hatshepsut ha pasado a la historia como una gobernante pacífica y que prefirió gastar parte de su tesoro en construir templos en vez de conquistar territorios, pero lo cierto es que hubo al menos seis campañas durante sus 22 años de reinado. Hay que destacar que la mayoría de éstas no pasaron de ser meras escaramuzas o actividades disuasorias cuya única finalidad era disuadir a los siempre belicosos pueblos fronterizos de atacar a las Dos Tierras.

  • Primera campaña. Era casi costumbre que al morir un faraón, los pueblos nubios atacasen las fronteras meridionales y quemasen algunas de las fortalezas del lugar, a modo de tanteo de cómo reaccionaría el nuevo monarca. Hatshepsut no se dejó avasallar y, pese a que aún era sólo reina regente, fue a Nubia y dirigió los ataques.
  • Segunda campaña. En este caso los enemigos fueron tribus de Siria-Palestina, cuyos continuos ataques a los puestos fronterizos hicieron responder a Egipto. Ignoramos la fecha exacta de esta acción bélica, aunque es muy posible que acaeciese cuando Hatshepsut ya había sido coronada. Una cosa que parece segura es que la reina no viajó al frente en esta ocasión.
  • Tercera y cuarta campañas. El motivo vuelve a ser Nubia. Ignoramos por qué los nubios se revolvieron tanto en época de Hatshepsut, pero las tropas egipcias fueron implacables. La tercera campaña fue en el año 12º y la cuarta en el 20º, y ambas se solucionaron sin ningún problema. Se cree que en ésta última participó Tutmosis III.
  • Quinta campaña. Contra el país de Mau, al sur de Nubia. Fue inmediatamente después de la cuarta campaña, tal vez debido a una coalición de estos dos pueblos. Existen menciones a una caza de rinocerontes, y también es probable que Tutmosis III estuviese al frente del ejército.
  • Sexta campaña. Una vez más, Tutmosis III -anticipando su papel de rey guerrero que en su reinado en soliatrio acabaría por desarrollar con excelentes resultados- marchó a Palestina y conquistó la ciudad de Gaza, que se había rebelado recientemente. Las fechas sobre esta campaña datan de finales del reinado de Hatshepsut, quizás inmediatamente antes de morir la reina. Como se puede ver, su papel era ya meramente representativo, y Tutmosis III se había convertido en el monarca dominante del curioso tándem real.

 

El viaje a Punt

 

Otro hecho relevante del reinado de Hatshepsut fue la doble misión a Punt, el país legendario de donde procedían los mejores árboles de incienso y mirra, que probablemente estaba en una región de la actual Somalia, aproximadamente en el año 15º de su reinado. Comandada por Nehesi, portador del sello real, la expedición fue tanto por tierra como por mar, y durante ella no sólo se dedicó la delegación egipcia a comerciar, sino que también hizo un minucioso estudio de la fauna y la flora de Punt, así como de la organización política y social del lugar.

Tuvo que ser tan importante esta acción para la posición de Hatshepsut, que no dudó en decorar gran parte de las paredes del Dyeser-Dyeseru con escenas de aquel mágico periplo por el que sería recordada durante mucho tiempo por la población llana. No sólo fue un éxito al conseguir importar la preciosa mirra a Egipto, sino que trajo extrañas especies animales antes nunca vistas y generosos cargamentos de oro, marfil, ébano y otras maderas preciosas que enriquecieron considerablemente las arcas reales y las de los templos.

Aun así, es extraño que Hatshepsut pusiera tanto empeño en promocionar el viaje a Punt, un país que se conocía ya desde la época de las pirámides, y sólo puede explicarse como una parte más de la intensa propaganda que distribuyó por el Dyeser-Dyeseru y por otros lugares del país con el único fin de legitimar su posición. Sin lugar a dudas, en aquel momento de su reinado, con la inauguración de su hermoso templo y el regreso de los viajeros del Punt, Hatshepsut había llegado al cenit de su gobierno.
 

Decoración del templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari.

Descendencia

Lo único que se sabe a ciencia cierta es que Hatshepsut fue madre de una hija, a la que puso de nombre Neferura y cuyo cuidado encargó a su arquitecto favorito, Senenmut. Se ignora el verdadero papel de este hombre en la trama; no son pocas las voces que dicen que fue él el padre de Neferura y no Tutmosis II, y que hubo una tórrida historia de amor entre el arquitecto y canciller real y la reina, una historia que pese a ser muy interesante desde el punto de vista novelesco, sigue sin estar demostrada. A favor de todo esto hay algunas pruebas, como que aparezcan en actitud ciertamente cariñosa Senenmut y Neferura, o un ostracón hallado en las cercanías del templo de Deir el-Bahari donde se ve a un faraón femenino teniendo relaciones sexuales con un hombre. Aun así, aunque cada vez más voces se alzan a favor de un romance de Hatshepsut con Senenmut, se sigue pensando que Neferura era hija de Tutmosis II.

También se ha divagado mucho acerca de la posible maternidad de Meritra Hatshepsut, quien sería más tarde gran esposa real de Tutmosis III. Debido a su nombre, siempre se pensó que era la segunda hija de Hatshepsut, pero era realmente extraño que nunca se la mencionase en vida de su presunta madre, mientras que Neferura apareciese tan a menudo. Actualmente parece haber quedado claro que, pese a llevar su nombre, Meritra Hatshepsut era en realidad hija de la dama Huy, una mujer muy influyente en la corte de entonces, y quizás aquel apelativo tuviese como destino halagar a la reina-faraón. Así podría entenderse por qué cuando Tutmosis III comenzó a perseguir la memoria de su madrastra, su gran esposa real optase por llamarse simplemente Meritra.

Según los estudios del Museo de El Cairo, patrocinados por Discovery Channel y liderados por el egiptólogo Zahi Hawass, la descendencia de Tutmosis padecía de una variedad de viruela hereditaria, a la que no escapó ningún descendiente.

 

Desaparición


Muerte de Hatshepsut


Sin embargo, fue a raíz de la finalización del templo de Deir el-Bahari, sobre el año 15-16 de reinado, cuando la estrella de Hatshepsut comenzó a menguar a favor de la de Tutmosis III. El rey era un joven que cada vez ansiaba más el poder, y a cualquier precio. Así, no es de extrañar que en apenas un año murieran los dos principales sustentos de la reina y sus más grandes apoyos, Hapuseneb y Senenmut. Y por si no fuera poco, poco después murió la gran esperanza, el arma secreta de la reina, la princesa Neferura.

Los golpes que sufrió Hatshepsut en torno al año 16 de su reinado fueron tan grandes que a partir de entonces la reina se retiró parcialmente del cargo y el otro rey, Tutmosis III, comenzó a tomar las riendas del gobierno. Al parecer, la ambición de Hatshepsut era aún más grande y no estaba satisfecha con ser ella sola "faraón", sino que se proponía inaugurar una auténtica dinastía femenina de reyes, y por esa razón declaró "Heredera" a su amada hija Neferura. La muerte de la princesa fue tan repentina y favorable a Tutmosis III que hay quien piensa que fue intencionada, y que consiguió su objetivo: derrumbar a la reina-faraón.

Hatshepsut murió en su palacio de Tebas tras un largo reinado de 22 años, abandonada por todos. Se ignora la edad de su muerte, pero se estima que debería oscilar entre los cuarenta y los cincuenta años. Años atrás no se sabía cómo murió exactamente, si fue muerte natural o durante un golpe de estado liderado por su hijastro, Tutmosis III, que en esa época era virtualmente el único rey, pues Hatshepsut se había retirado de la lucha.

Según el National Geographic y el arqueólogo Zahi Hawass, la momia fue escaneada y se encontró que la reina había padecido en vida, de una avanzada osteoporosis en las caderas; además había contraído un absceso séptico en su cavidad bucal que bien pudo provocar un shock septicémico como causa más probable de su muerte que un atentado a su vida.

Su tumba se encuentra en el Valle de los Reyes y está catalogada como KV20. Existen indicios de que mandó ampliar la tumba de su padre para ser utilizada también para ella. El amor y la lealtad que la hija profesó al padre tuvo que ser tan grande que quiso permanecer junto a él eternamente.

A su muerte, Tutmosis III se convertiría en un gran faraón que, emulando a su abuelo Tutmosis I, realizó numerosas campañas y ascendió a Egipto al rango de gran potencia mundial. Pero jamás lo habría logrado sin la preparación a la que lo sometió su tía-madrastra.

El nombre de Hatshepsut y el de su fiel colaborador Senenmut fueron borrados sistemáticamente de los anales y edificios egipcios. Durante mucho tiempo se creyó que el postergado Tutmosis III había sido quien ordenó el virtual "olvido" de esta enérgica reina, pero cada vez más egiptólogos apoyan la teoría que su nombre fue borrado por cuestiones más bien de conveniencia que de venganza. Existía en Egipto una conjunto de familias identificadas con Hatshepsut, su familia antes de desposarse con Tutmosis II. Al morir la reina, Tutmosis III pudo haber borrado el nombre de su madrastra a fin de legitimar su ascendencia al trono, como heredero real de Tutmosis II, y así frenar las pretensiones de la poderosa familia de Hatshepsut. Esta postura está adquiriendo cada vez más fuerza, por las evidencias arqueológicas encontradas en Deir el-Bahari. Si hubiera habido una venganza, su legado artístico y arqueológico hubiera sido borrado de Egipto. Sin embargo, la reina fue hallada en un excelente estado de conservación con parte de su ajuar.

 

La momia de la reina


La momia de Hatshepsut fue presentada al público en junio de 2007, después de un largo periodo de incertidumbre acerca de su correcta identificación. Zahi Hawass, Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto, aseguró que se trataba del descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón, en 1922. La momia pudo identificarse mediante el análisis de una muela de la reina. Así se confirmaba la teoría de Zahi Hawass, quien había afirmado previamente que la momia era de la reina faraón, cuando en un principió se confundió con la momia de su nodriza, enterrada junto a ella.

Ambas momias fueron descubiertas en la tumba KV60 del Valle de los Reyes. Este sepulcro fue mandado construir por la propia Hatshepsut destinado a su nodriza, a la que profesaba un gran cariño, la dama Sitra. En él se hallaron los cuerpos de una mujer de unos cuarenta o cincuenta años y de una anciana obesa de más de sesenta años, que presentaba la peculiaridad de tener el brazo izquierdo doblado en la posición típica de las reinas difuntas. El descubrimiento de la momia fue motivo de varios interrogantes: ¿Cómo llegó allí, quien era la dama del sarcófago, y porqué la momia "real" estaba en el suelo?

Se sabe que la momia fue encontrada en medio de gran cantidad de lienzos de lino, desnuda, calva, obesa, y con signos de haber sido trasladada de su ubicación original. En un principio se consideró que la momia obesa era alguien poco importante que no merecía una gran sepultura. Cuando fue hallada, sus descubridores no prestaron atención a la postura del brazo, limitándose a escribir de ella que "tenía pechos enormes que caían como péndulos". Después, los descubridores de la KV60 se limitaron a ordenar la muy desordenada tumba (según ellos, había muchísimos objetos diseminados por todo el suelo) y a depositar la momia en un ataúd nuevo de madera fabricado en El Cairo.

Mucho tiempo después, se comenzó a estudiar la identidad de cinco momias femeninas no identificadas. Se presumía que una de esas momias sería la de Hatshepsut. Zahi Hawass ordenó traer un escáner TAC (donado por Siemmens) hasta el Valle de los Reyes, donde se tomaron imágenes de alta resolución de las momias guardadas en KV60.

Antes de verificar la identidad de la momia ya se había descubierto el hígado momificado que, con toda certeza, pertenecía a Hatshepsut. Junto al hígado estaban los intestinos y un molar con una sola raíz: esta pieza fue la clave para su correcta identificación. La caja de vasos canopos fue hallada en el escondrijo de momias reales DB320, lo cual hizo pensar inicialmente que el cuerpo de Hatshepsut sería alguno de los no identificados en DB320.

El escáner de la mandíbula de la momia obesa mostró la ausencia de una pieza molar, de la que solo quedaba una raíz. Inmediatamente se llamó a un odontólogo forense quien determinó que la raíz y la pieza dental hallada en los vasos canopos de Hatshepsut eran partes de la misma muela: ambas piezas coincidían perfectamente. Basándose en este hallazgo, se determinó que la momia obesa era el cuerpo de Hatshepsut.

 

Hatshepsut en la literatura


El interés que ha despertado Hatshepsut en la sociedad moderna es innegable, y las posiciones respecto a ella que tienen arqueólogos, historiadores o simples lectores no pueden ser más variadas. Hatshepsut se halla en la actualidad convertida en una maquiavélica usurpadora, en un animal político que no retrocede nada con tal de satisfacer su ambición, en una mujer que tuvo que elegir entre el amor y su reino, en una amante de la paz o en un modelo feminista, o todo esto a un mismo tiempo, dependiendo de la persona que opine acerca de ella.

Por ello, no es de extrañar que exista un amplio abanico de libros dedicados a Egipto, al Imperio Nuevo o incluso a ella por completo en los que existan todos los puntos de vista posibles, y más. Tampoco falta su presencia en las novelas, que suelen pintarla como una bella y ambiciosa mujer que vivió una vida digna de ser recordada, junto a Tutmosis I, Tutmosis III o Senenmut, para algunos un faraón sin corona. Sea como fuere, es indiscutible el encanto que emana de Hatshepsut que sólo puede compararse al que rodea a otras grandes figuras de la civilización egipcia como Ajenatón, Nefertiti, Tutankamón, Ramsés II o Cleopatra VII.
 

Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.

sábado, 6 de agosto de 2011

El Güije

El Güije es un duende cubano que habita principalmente en las regiones orientales. Es conocido también como Jigüe o Chichiricú

Las descripciones más comunes lo representan como un negrito chiquito (lo que me recuerda a Eleggua), de grotescas facciones, ojos saltones, enamorado y muy escurridizo que vivía en charcas, lagunas o ríos, y que le encantaba asustar a los viajeros. Siempre andaba desnudo o cubierto con bejucos. Hay quienes lo describen como monstruos pequeños con patas y cola de animales, quizás esto de deba como parte de una pequeña broma ya que algunos aseguran que tiene poderes que les permiten transformarse.



El mito nace de la cultura de los aborígenes cubanos, quienes hablaban de duendes diminutos que vivían en los montes intrincados, que eran de piel morena, pelo muy largo y enamorados. Con la llegada de los negros esclavos  la leyenda terminó mezclándose con la de Chichiricú, traída desde Guinea, y en la que ahora nos solo era hombres, sino que también había mujeres. Pero sus costumbres no cambiaban mucho; les gustaba hacer todo tipo de bromas a los viajeros, pero nunca mataban a nadie.

Existen muchas leyendas en el que se los asigna como protectores de los animales y las plantas, de ahí que salgan en defensa de estas si alguien pretende hacerle daño, imponiéndole severos castigos. Son glotones, les encanta la golosinas y se dicen que llegan a devorar personas y animales; aun que quizás esta última parte pueda ser parte de los falsos rumores utilizados para encubrir fechorías humanas, como ha sucedido con muchos otros seres místicos. Algunos  guajiros aseguran que solo sale de noche, pero hay historias en los que se les ha visto de día. Cuentan que por ser tan enamoradizos les encantaba tanto mortificar a las muchachas que iban a los ríos a bañarse o a lavar.


A pesar de considerarse un ser mitológico únicamente de Cuba, existen otros países  latinoamericanos que poseen criaturas semejantes al Güije como es el caso del Sací en Brasil.

Se puede identificar el lugar donde habita un Güije, ya que este por lo general no tiende a secarse. Existen varias formas de hacerlos aparecer, la más conocida es la de doce hombres llamados Juan, a las doce de la noche, que se pueden acercar y atraparlo. Otra nos asegura que siempre que le demos a las doce de la noche, doce vueltas alrededor de una Ceiba aparecerá un Güije dispuesto a atacar a la persona que lo invocó.
 
 
En la cultura cubana han tenido mucha influencia y han servido de inspiración a artistas de todos los géneros y su imagen a sido utilizada para fomentar el cuidado del medio ambiente. Sobre ellos se han escrito libros, realizado historietas, dibujos animados, han sido personajes principales en series como “El Camino de los Juglares” y aparecido en películas como “Viva Cuba”.

Mi primer encuentro con ellos fue de pequeña, no recuerdo bien si fue con el libro de Samuel Feijóo, “Mitología cubana” o “Catauro de seres míticos y legendarios de Cuba”, creo que fue el segundo, solo se que en él se describía numerosas leyendas de nuestro país; y sería tan bueno que publicaran nuevas ediciones de este libro, para que las nuevas generaciones conozca sobre los mitos de su país. No estoy en contra de conocer las foráneas, al contrario, pero hay veces que perdemos nuestra rica cultura y también perdemos la oportunidad de ver que no somos tan diferentes de otros y que al final, todo somos ramas de un mismo árbol.

Actualmente ya no se dan tantos casos de apariciones como antaño, aun que existe aun algunos guajiros que afirman haberlos visto hoy en día. Quizás esto se deba a que el hombre actual cada vez necesita más de pruebas científicas para creer al adquirir un determinado nivel en su mente, aparentemente tan elevado, que atribuye a estas historias como “cuentos de camino”. Tal vez sea culpa de la ya tan mencionada destrucción de la madre naturaleza y la perdida de sus habitas naturales; o que ya los padres y abuelos no les cuentan estas historias en las noches a sus hijos y nietos como se hacia antaño; provocando que los Güijes mueran poco a poco como las hadas cuando dejan de creer en ellas.
 
  Yenisley Padrón Gonzáles

 
Referencias
http://www.guije.com/cuentos/guije.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%BCije
http://www.archivocubano.org/fajardo.html
http://oasisdeisa.wordpress.com/2008/11/08/los-guijes-y-las-tradiciones-en-cuba

Morgana


Morgana o Morgana le Fay es un hada de la mitología celta. Hermana de Arturo, madre con él de Mordred y discípula de Merlín. Es la reina de la isla de Avalón, con el poder de curar y cambiar de forma. Es uno de los personajes más populares y controvertidos del ciclo artúrico ya que puede ser presentada como una benefactora de su hermano o la peor de sus enemigos. Su popularidad en la actualidad se ha visto acrecentada por películas como Excálibur o la miniserie Merlín, o por novelas como Las nieblas de Avalón.
  

Etimología 

El nombre de este personaje podría ser derivado del nombre masculino galés Morcant o Morgan, aunque también hay expertos que creen que el nombre de la hermana del Rey Arturo podría venir de mori-gena,que significa Nacida del Mar. Esta suposición ligaría a Morgana con la diosa Modron (La Gran Diosa Madre), relacionada con el mar por parte de su padre, el dios Avallach. Un manuscrito bretón del siglo XI dice que su origen está en mormoroin, una antigua palabra bretona que significa "Sirena". Otras fuentes opinan que el nombre de Morgana procede de Morrigan, la diosa de la guerra del panteón irlandés desde antes del cristianismo. El nombre Morrigan viene a decir Reina de los fantasmas o Gran Reina. Es una asociación bastante lógica, ya que en el ciclo artúrico, Morgana no sólo comparte el nombre con esta diosa: También es capaz de transformarse en corneja (como afirma Geoffrey de Monmouth en su Vita merlini) y es, al igual que la diosa, un ser mágico con una sexualidad muy desarrollada que es capaz de ver el futuro o proporcionar vida y destrucción a partes iguales. Su título de "El Hada" proviene del francés "Le Fay", según las leyendas, ella se ganó ese título al ir a estudiar a un convento; debido a sus proezas mágicas todos los estudiantes del convento la asociaron con un hada, y de allí el nombre Morgana Le Fay ó El Hada Morgana. Por más raro que parezca ella aceptó ese título como apellido, ya que en varios textos se le llama así o responde a ese nombre. Aunque gracias a eso, su rol en obras primerizas no se expandió más allá de ser un hada o curandera. 

Morgana en el ciclo artúrico 

En el ciclo artúrico, el hada Morgana es un personaje femenino, a veces presentado por los cristianos como antagonista del Rey Arturo y enemiga de Ginebra. En los relatos galeses más antiguos Morgana tiene dos antecedentes que no tienen su nombre, pero sí algunas de sus características: El primero es la diosa Modron, que se casó con el rey Urien y fue madre de Owain (igual que la Morgana Le Fay de La Morte d´Arthur) y Gwyar, hermana de Arturo, que era madre de Medrawt y una poderosa bruja (papel de Morgana en otras versiones)En la Vita Merlini (Vida de Merlín) del siglo XII, se dice que Morgana ("Morgen") es la mayor de nueve hermanas que gobiernan Ávalon. Geoffrey de Monmouth habla de Morgana como sanadora y cambiante. Escritores más tardíos como Chrétien de Troyes, basándose en la interpretación de Monmouth, han descrito a Morgana vigilando a Merlín en Ávalon. 

Geoffrey de Monmouth y la primera mención de Morgana 

En la Historia Regum Britanniae de Geoffrey de Monmouth se cuenta que después de la batalla contra su sobrino Mordred, el Rey Arturo se retiró a descansar eternamente a la isla mágica de Avalón, pero no menciona quién lo llevó a esa isla, ni qué sucedió después. Cuando Monmouth escribe Vita Merlini,hadas. De este grupo destaca la mayor, más bella, más buena, más sabia y más poderosa: Morgen, que será conocida en el futuro como Morgana. En este libro se mencionan todas sus habilidades (volar, cambiar de forma o curar)que le fueron enseñadas por Merlín. Morgen se ofrece a acoger al Rey en su isla mágica, lo acuesta en una cama de oro, y con sus hierbas y pociones, le devuelve la salud. Un texto escrito por Guillaume de Rennes llamado Gesta regum Britanniae sugiere que una vez que Morgana ha curado a Arturo, se convierte en su nueva amante y vive con él en la isla mágica. Ni en esta obra ni en la de Monmouth se dice que Morgana y el Rey eran parientes, de modo que su relación no estaría mal vista, y sería un equivalente a la peculiar relación de Ulises con la ninfa Calipso durante el tiempo que éste estuvo en Ogigia. En el Roman de Brut de Wace, Arturo también viaja a Avalón, pero en esta versión la reina de la isla es el hada Argante. Como sólo se habla de ella en este libro, podemos deducir que Morgen y Argante son distintos nombres de un mismo personaje: el Hada Morgana.Morgana es personaje de la literatura:) habla del viaje de Arturo a dicha isla, y dice que está gobernada por nueve hermanas.

Morgana en las obras de Chrétien de Troyes

En la época de Chrétien de Troyes el personaje de Morgana toma más relevancia, pero sin llegar a ser un personaje principal. Durante esta época, Morgana comienza a ser identificada con Ana (la hermana de Arturo en la obra de Geoffrey de Monmouth)y es considerada hermana o hermanastra de Arturo. En obras como Yvain, el caballero del león o Erec y Enide Chrétien describe a Morgana como la hermana de Arturo, y dice que es una sabia curandera que fue discípula de Merlín. En Yvain el protagonista no se cura hasta que no recibe de parte de Morgana un ungüento mágico. Años después de que éste texto fuera escrito, en textos como La Morte d' Arthur, Morgana e Yvain (o Owain) serán madre e hijo. En Erec y Enid se dice que Morgana está presente en el banquete de boda de los protagonistas. El autor la relaciona con Guingamor, señor de Avalón. Esta relación será desarrollada en obras posteriores hasta ser descrita como una relación amorosa entre Guingamor y Morgana que será frustrada por Ginebra, la tía del caballero. 

Vulgata y obras posteriores

Tabto en la Vulgata anónima como en Le Morte d'Arthur, el papel de Morgana crece en importancia y protagonismo. Ya no es un hada que vive en la lejana Avalón, sino un personaje muy implicado en lo que sucede en la Corte de Arturo, una mujer poderosa, como un hada, pero con sentimientos e ideas propias de los hombres, como la ambición, la pasión, la venganza o la compasión. Su papel se torna más oscuro, será una de las principales destructoras de la paz que reina en Camelot cuando desvele a su hermano los amores de Ginebra con Sir Lanzarote, pero, al igual que en la historia de Geoffrey de Mounmouth, es ella quien encabeza la barca que llevará a su hermanastro a Avalón. 

Familiares de Morgana

En la tradición de los ciclos artúricos, Morgana era la hija de la madre de Arturo, Lady Igraine, y de su primer marido, Gorlois, duque de Cornualles. Arturo, hijo de Igraine y de Uther Pendragon, era, por tanto, su medio hermano. Como mujer celta, Morgana heredó parte de la "magia de la Tierra" de su madre. Morgana tenía dos hermanas mayores (y era por tanto la menor de tres, y no la mayor de nueve). El trío de hermanas (por ejemplo Morgause, Elaine y Morgana, así como otras) es una fórmula abundantemente usada en la mitología celta. Cuando Uther se casó con Igraine, sus hermanas mayores también se casaron. A partir de entonces se deja de hablar de Morgana en la leyenda hasta después de la coronación de Arturo, pero hay dos versiones de dónde acabó la niña: Una dice que se fue a Ávalon con Merlín a aprender magia, y otra que cuenta que Uther encerró a Morgana en un convento, en el que sufrió burlas y castigos debido a sus poderes. Allí se le comenzó a llamar Le Fay (el Hada).

En La Mort d'Arthur (La muerte de Arturo) y otras fuentes, ella es la infeliz esposa del Rey Urien de Gore, y Owain mab Urien es su hijo, que la detiene cuando, presa de la ira, intenta matar a Urien. 

Descendencia

En las interpretaciones cristianas más modernas de la mitología artúrica, Morgana seduce a Arturo y concibe con él al malvado Mordred, aunque originalmente en La Mort d'Arthur este papel es asignado a Morgause o Anna, una de sus hermanas. No obstante, en la novela de Marion Zimmer Bradley " Las nieblas de Avalon" , Mordred o Gwydion, es engendrado en Morgana por Arturo bajo la apariencia del Astado, el Dios, durante los ritos Celtas de Beltane en Ávalon Las versiones más antiguas cuentan como Morgana y Arturo se acostaron, concibiendo a Mordred. Merlín le anunció a Arturo que el niño nacería el primero de mayo, en Beltane, y que sería el fin del reinado de justicia que Arturo llevaba a cabo. El monarca mandó encerrar en un barco a todos los bebés nacidos en esa fecha y lanzó el barco al mar. Todos los niños murieron excepto su hijo, que acabó criándose con sus tíos Lot y Morgause en las islas Orkney. Arturo la hizo casar con el rey Uriens y tuvo un hijo, Sir Owein. Pero Morgana y su esposo nunca se llevaron bien, y en una ocasión intentó matarlo. 

Morgana y Merlín

Diversas fuentes describen a Morgana como discípula de Merlín, y más adelante como su rival; en este papel, el personaje aparece parcialmente superpuesto a "Viviana", una de las figuras que corresponden al nombre de "Dama del Lago". Mientras que Viviana (también llamada Nimue) seduce y embruja a Merlín con su belleza y su magia, Morgana aprende la magia de él y luego la usa para dañar a los caballeros de Arturo y a la reina Ginebra, como en Sir Gawain y el caballero Verde, donde a Morgana se la denomina hada y diosa y se dice que fue alumna y amante de Merlín para superarlo en magia y conocimientos. El mito de la rivalidad entre Morgana y Merlín se retoma en algunas obras cinematográficas, en particular en la película Excalibur de John Boorman (1981).
 
La traición de Morgana 
 
En algunas leyendas, Morgana intenta conspirar contra Arturo robando Excálibur y dándosela a su amado sir Accolon para que lo asesine. Arturo mata a Accolon en un duelo y se retira a descansar a un convento cercano. Morgana, enfurecida, roba la vaina de Excálibur (que hace a Arturo invencible) y la arroja al mar. Después le manda una capa, aparentemente para reconciliarse pero el rey la rechaza. Por consejo de Nimue, la dama del lago y sucesora de Merlín, Arturo se la coloca a la criada de su hermana. La capa se pega a su cuerpo y comienza a arder como por arte de magia. El rey salva su vida y Morgana escapa lejos de Camelot. 


Morgana, Ginebra y Lancelot

Morgana y Ginebra siempre han sido presentadas como enemigas, ya que representan distintos aspectos: a nivel físico (Ginebra es rubia, Morgana de cabellos negros) o ideológico (Morgana era una mujer criada en Avalón, de modo que adoraba a los antiguos dioses y la cristiana Ginebra, su cuñada, la odiaba por ello.) Obras como La Vulgata cuentan que cuando Ginebra descubrió la relación del Hada Morgana con Guiomar (sobrino de Ginebra) lo expulsó de la corte para hacer daño a Morgana. Un día el amado de Ginebra, sir Lanzarote, llegó al castillo de Morgana, también llamado Castillo de la Carreta. La bruja intentó seducirlo, pero no funcionó, de modo que lo encerró un año en su mazmorra. Pasado este tiempo, Lanzarote escapa, pero llega Arturo a hacerle una visita a su hermana. Morgana le enseña a su hermano un mural que Lanzarote había pintado, con escenas de amor con Ginebra y él mismo como protagonistas. Después de aquello el rey persiguió insaciablemente al caballero que había sido su mejor amigo, y Morgana acabó vengándose de su enemiga. Según otra leyenda más antigua, Morgana le hizo un regalo especial al rey Arturo: un cuerno del cual sólo las esposas fieles podían beber. Arturo se lo dio a su mujer, que no pudo beber del cuerno. 

La cara amable de la bruja

Después de que Arturo salga a buscar a Lancelot, Mordred quiere casarse con Ginebra. Esto desencadena la ira de Arturo, y así tiene lugar la batalla de Camlann, donde padre e hijo se dan muerte. Arrepentida de todo, Morgana se lleva a Arturo, ya medio muerto a la isla de Ávalon, junto con varias reinas hadas enlutadas, que en algunas versiones forman grupo de tres, en otras de cuatro, y en otras de nueve. Allí es donde Arturo dormirá por los siglos de los siglos. Esta última historia muestra la cara más amable de la bruja, que al final olvida el pasado y se reconcilia con su hermano. Este capítulo final hará que, en los siglos XX y XXI, muchos escritores presenten a Morgana como una mujer atormentada y dividida entre el amor a su hermano Arturo y la búsqueda de la venganza por la terrible muerte de su padre y la humillación de su madre, que fue conseguida gracias a Merlín

Morgana en otras fuentes

El hada Morgana aparece también en narraciones fantásticas posteriores, no relacionadas con el ciclo del rey Arturo, a menudo como personificación del fenómeno óptico fata morgana. Por ejemplo, el hada Morgana aparece en la fábula Los cisnes selváticos de Hans Christian Andersen.

También aparece en los "Cromos de Ranas de Chocolate", unas estampillas coleccionables en la serie Harry Potter.

Adicionalmente, en el relato de Alí Babá y los 40 ladrones, de "Las Mil y Una Noches", Morgana (también llamada Morgianna, Marchana o Maryanna) es el nombre de la audaz, astuta y valiente esclava de Alí Babá, que lo salva en distintas ocasiones de la venganza de los 40 ladrones. Como recompensa, Alí Babá la entrega en matrimonio a su propio hijo.
Aparece también en la película de Walt Disney Pictures El aprendiz de brujo, su existencia constituye parte del eje central de la historia.

En la serie de animación Winx Club, también aparece el Hada Morgana, reina de todas las hadas de la Tierra, resentida con unos magos por desterrarlas. En la misma serie se menciona en temporadas anteriores a un ser, Ávalon, salvando a las protagonistas en varias ocasiones.
En la película Ah! My Goddess (año 2000) como el Hada Morgan

Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.